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La operación Midnight Hammer (Martillo de Medianoche), con la que Estados Unidos atacó por sorpresa instalaciones nucleares iraníes, fue el mayor bombardeo con aviones B-2 de la historia del país, en una operación preparada durante meses y que contó con señuelos para tomar a Irán por sorpresa.

«Osada y brillante», así calificó el secretario de Defensa, Pete Hegseth, la operación en donde la Casa Blanca dejó atrás su ambigua postura ante el fuego cruzado entre Israel e Irán.

La operación comenzó en la noche del viernes y se extendió durante el sábado, hora de Washington.

Los bombarderos despegaron desde la base de Whiteman, en Missouri. Algunos volaron hacia Guam, en el Pacífico, para actuar como señuelo, mientras el resto se dirigió sigilosamente hacia el este en un vuelo que duró 18 horas.

A las cinco de la tarde, hora local en Teherán, un submarino estadounidense lanzó más de dos docenas de misiles de crucero contra las instalaciones nucleares de Isfahán mientras las aeronaves llegaban al espacio aéreo iraní.

A las 18:40, los B-2 arrojaron dos bombas pesadas GBU-57 sobre el sitio nuclear de Fordó. Luego prosiguieron el resto de ataques y los últimos objetivos fueron alcanzados a las siete de la noche con cinco minutos. Tras completar el ataque, las fuerzas estadounidenses regresaron sin sufrir bajas ni recibir fuego enemigo.

En total, participaron más de 125 aeronaves, incluyendo siete bombarderos B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas. Se emplearon 75 bombas y misiles en el ataque.

Los bombarderos B-2 Spirit son aviones de combate estratégicos diseñados para penetrar defensas aéreas pesadas y realizar ataques de precisión, capaces de lograr una alta invisibilidad en los radares.

Según explicó el jefe del Estado Mayor, el general Dan Caine, se trató del bombardeo con B-2 más grande de la historia de Estados Unidos, así como la misión más larga con este tipo de aeronaves desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.