En el marco de la celebración del Día de San Patricio, el luchador irlandés de artes marciales mixtas, Conor McGregor, visitó la Casa Blanca para reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. La visita, que incluyó a su prometida Dee Devlin y a sus hijos, se llevó a cabo en el Despacho Oval, donde McGregor fue recibido calurosamente por el mandatario estadounidense, quien lo elogió como su «irlandés favorito».
Durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, McGregor expresó su preocupación por la situación migratoria en Irlanda, criticando al gobierno irlandés por su manejo de la inmigración ilegal. El luchador afirmó que la inmigración ilegal está «arrasando el país» y que algunas comunidades rurales se han convertido en minorías en su propia tierra. Además, señaló que el gobierno irlandés carece de acción y responsabilidad, gastando recursos en problemas externos que no benefician al pueblo irlandés.
Las declaraciones de McGregor generaron reacciones en Irlanda. El primer ministro irlandés, Micheál Martin, y el viceprimer ministro, Simon Harris, condenaron las afirmaciones del luchador, enfatizando que sus opiniones no representan los valores de Irlanda ni el espíritu del Día de San Patricio. Martin destacó que las declaraciones de McGregor no reflejan la posición del país respecto a la inmigración y que Irlanda continúa comprometida con sus valores de apertura y solidaridad.
A pesar de la controversia, McGregor mantuvo su postura y expresó su deseo de que Estados Unidos preste atención a la situación en Irlanda. Durante su visita, también se le vio posando junto a Trump y al empresario Elon Musk en el Despacho Oval, en una muestra de camaradería durante la festividad irlandesa. Esta visita subraya la continua relación entre McGregor y Trump, quienes han expresado públicamente su admiración mutua en ocasiones anteriores.