El presidente colombiano, Gustavo Petro, firmó, al coro de ¡No más olé!, una ley que prohíbe las corridas de toros en todo el país. Esto en la plaza La Santamaría de Bogotá, la más importante de Colombia, en un acto simbólico que marca el cambio que tendrán dichos escenarios para ser usados en actividades culturales y deportivas.
“Puede que tenga ancestralidad, pero no puede -menos la justicia- decirle al mundo que es cultura matar por diversión a los seres sintientes”, señaló Petro, desde una tarima, frente a decenas de antitaurinos que se congregaron en la icónica plaza. ”Si nos divertimos matando al animal, entonces nos divertiremos matando a los seres humanos, que somos también animales”, dijo.
La prohibición ha sido una bandera política de Petro desde que fue alcalde de Bogotá en 2012, cuando se refería a la fiesta brava como un acto de maltrato animal y suspendió las corridas de toros en La Santamaría. Las corridas siguieron intermitentes en la capital, de acuerdo con órdenes judiciales, pero dejaron de organizarse desde 2020.
En diciembre de 2023, un fallo judicial ordenó que se reanudaran, pero la nueva temporada no ha sido anunciada aún.
Los taurinos han advertido que demandarán la ley ante la Corte Constitucional en un intento por demostrar que el trámite en el Congreso estuvo viciado o que vulnera su derecho a la libre expresión artística.
Con la promulgación de la ley, que fue aprobada en mayo por el Congreso, inicia un periodo de transición de tres años en los que las actividades taurinas estarán permitidas, pero bajo condiciones que definirá el gobierno con los “más altos estándares de bienestar y protección animal”.
Además, el gobierno deberá buscar programas de reconversión económica para quienes se dedican a la actividad taurina y demuestren que es su sustento económico principal.
También quedará prohibido el rejoneo, que consiste en torear a caballo, así como las novilladas, en las que se lidian novillos de edades de tres a cuatro años; las becerradas, con machos o vaquillas de edad inferior a dos años; y las tientas, que suelen ser privadas y en las que un torero hace una prueba para seleccionar a las mejores vacas que engendrarán los toros de lidia o los machos sementales.