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El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien enfrenta un proceso judicial por intento de golpe de Estado, fue llevado a la sede de la Policía Federal para colocarle una tobillera electrónica.

La medida fue ordenada por la Corte Suprema al atender las sospechas de la Fiscalía, en el sentido de que el acusado podría oponerse a la acción de la justicia, incluso fugándose del país.

Además, se le impuso una restricción para visitar embajadas, comunicarse con diplomáticos extranjeros y utilizar redes sociales, todo esto en medio de la presión ejercida por Donald Trump, quien considera a Bolsonaro “víctima de una caza de brujas”.