El Papa León XIV clausuró este domingo 3 de agosto el Jubileo de la Juventud, con una misa ante más de un millón de fieles en la explanada romana de Tor Vergata, manifestando su cercanía a los jóvenes de Gaza y Ucrania.
“Nuestra esperanza es Jesús. Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen con menos. Entonces verán crecer cada día la luz del Evangelio, en ustedes mismos y a su alrededor”, les dijo.
En su homilía, instó a los muchachos a no conformarse ni a caer en una vida dictada por el mero consumismo.
“Comprar, acumular, consumir no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos”, aseveró en su discurso, leído por partes en italiano, inglés y español.
El evento fue multitudinario, el mayor del aún breve pontificado de León XIV, superando el millón de participantes según las autoridades locales.
La misa había sido esperada desde la víspera por cientos de miles de jóvenes de todo el mundo que pasaron la noche en el gran campamento de Tor Vergata, equipados con mantas o sacos de dormir o reposando sus cabezas en sus propias mochilas o maletas.
Muchos se despertaron con el estruendo del helicóptero con el que el Papa León XIV aterrizó de nuevo este domingo en Tor Vergata para cerrar esta fiesta juvenil.
Esta eucaristía, celebrada en el mismo lugar que Juan Pablo II eligió para su histórica Jornada Mundial de la Juventud del 2000, ha puesto el broche final a una semana en la que peregrinos de 146 países han tomado Roma.
La demostración de convocatoria del Papa se dio especialmente desde la tarde del sábado, cuando los actos se trasladaron a Tor Vergata, en la periferia romana, inundada por un mar de miles de peregrinos.
Este Año Santo 2025, que la Iglesia celebra en su modalidad ordinaria cada cuarto de siglo, fue inaugurado por el fallecido Papa Francisco, pero ha sido su sucesor el encargado de continuarlo.
Muchos de los jóvenes de hecho esperaban reencontrarse en Roma con Bergoglio, muy querido por la juventud, pero su recuerdo sobrevoló las celebraciones.