Durante la edición 2025 de la clásica París-Roubaix, el ciclista neerlandés Mathieu van der Poel fue víctima de un ataque por parte de un espectador que le lanzó una botella de agua llena al rostro mientras lideraba la carrera a 33 kilómetros de la meta. A pesar del impacto, Van der Poel logró mantener su ritmo y se alzó con su tercera victoria consecutiva en esta prestigiosa competencia, igualando un récord que no se alcanzaba desde 1980 .
El incidente ha generado una fuerte condena por parte del mundo del ciclismo. Van der Poel calificó el acto como un “intento de homicidio” y expresó su deseo de que se tomen medidas legales contra el agresor . Las autoridades francesas han iniciado una investigación por “violencia con arma”, y el sospechoso se entregó voluntariamente a la policía en Flandes Occidental, mostrando arrepentimiento por su acción .
Este no es un caso aislado para Van der Poel. En eventos anteriores, ha sido objeto de agresiones similares, incluyendo el lanzamiento de cerveza y orina por parte de aficionados durante competencias de ciclocross , y recientemente fue escupido durante la E3 Saxo Classic en Bélgica . Estas acciones han suscitado un debate sobre la seguridad de los deportistas y la necesidad de medidas más estrictas para protegerlos durante las competencias.
En respuesta a estos incidentes, la Asociación de Ciclistas Profesionales (CPA) y diversas figuras del ciclismo han exigido una revisión de las medidas de seguridad en las carreras y sanciones más severas para quienes agredan a los corredores. El equipo de Van der Poel, Alpecin-Deceuninck, ha anunciado su intención de presentar una denuncia formal por agresión y lesiones, buscando establecer un precedente que disuada futuras conductas similares .