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Un comienzo caótico en la carrera inaugural del Reto de Temporada de NASCAR trajo consecuencias inesperadas para varios pilotos, incluyendo al mexicano Daniel Suárez. Lo que parecía una oportunidad de remontar desde el fondo terminó siendo una pesadilla.

El primer accidente importante se produjo al reiniciar la carrera, cuando Ryan Blaney provocó una colisión múltiple que afectó a Bell, Dillon y Wallace. Esto envió al último al fondo del grupo, algo que más tarde jugaría a su favor.

Daniel Suárez, por su parte, había salido relativamente ileso del primer choque, pero su suerte cambiaría radicalmente en la vuelta 63. Noah Gragson perdió el control y desató una carambola masiva que atrapó a más de una decena de autos.

El auto de Suárez quedó aprisionado entre su compañero Ross Chastain, Joey Logano y otros vehículos que no pudieron esquivar el caos. El daño fue severo y comprometió totalmente sus aspiraciones en esta carrera clave.

En contraste, Wallace se benefició del lugar donde se encontraba tras su accidente anterior. Gracias a estar rezagado, tuvo el espacio y tiempo suficientes para frenar y esquivar el siniestro, salvando su competencia de forma inesperada.