El Mundial de Clubes 2025 vivió uno de sus momentos más insólitos en el partido entre Boca Juniors y Benfica, que terminó 2-2 en Miami. Los argentinos dominaron la primera parte, pero los portugueses reaccionaron con fuerza. El encuentro fue una montaña rusa con expulsiones, lesiones y dramatismo hasta el final.
El mexicano César Ramos, árbitro central del encuentro, tuvo un papel protagónico más allá de las decisiones arbitrales. Mostró la roja directa a Andrea Belotti, luego a Ander Herrera desde el banquillo, y finalmente a Nicolás Figal en el minuto 88.
Lo inusual ocurrió durante esta última acción. Al momento de sacar la tarjeta, una pequeña estampita de la Virgen de Guadalupe fue visible en su mano. El objeto, que forma parte de la devoción personal del colegiado mexicano, sorprendió a la audiencia global.
Este tipo de expresiones religiosas son reguladas por FIFA, aunque no existe una prohibición clara sobre portar símbolos personales si no se muestran de forma deliberada. Ramos reaccionó rápido y guardó la imagen sin interrumpir el juego.
Aunque no parece haber infringido ninguna norma, el episodio abre la conversación sobre la presencia de creencias personales en contextos de máxima neutralidad. La fe del árbitro quedó expuesta en un momento de tensión, y será tema de análisis en los próximos días.
