El caso de Deshaun Watson vuelve a encender el debate sobre el manejo de acusaciones de agresión sexual en el ámbito deportivo. La NFL decidió cerrar su investigación más reciente contra el quarterback de los Cleveland Browns debido a la falta de pruebas suficientes para sostener una violación a sus políticas de conducta personal. Este desenlace ocurre tras una serie de controversias que incluyen 25 acusaciones y acuerdos confidenciales con 24 denunciantes.
El desempeño de Watson en el campo ha sido decepcionante. Desde su millonario contrato de 230 millones de dólares en 2022, apenas ha disputado 19 partidos en tres temporadas, en gran parte debido a lesiones y suspensiones. Su última lesión, una ruptura del tendón de Aquiles, lo dejó fuera del resto de la temporada actual.
A pesar de cumplir una suspensión de 11 juegos y pagar una multa de 5 millones de dólares, las críticas hacia los Browns no han cesado. La decisión de contratar a Watson, ignorando las circunstancias, generó indignación entre aficionados y expertos por igual.
Este caso resalta los desafíos de las investigaciones de agresión sexual en el deporte, la opacidad de los acuerdos confidenciales y el impacto de las decisiones contractuales. Aunque la NFL dio por cerrado el caso, la polémica está lejos de terminar.