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El presidente Yoon Suk-yeol fue imputado por la fiscalía de Corea del Sur, por liderar presuntamente una insurrección y abusar de su poder al declarar la ley marcial el pasado 3 de diciembre.

La fiscalía procedió tras analizar pruebas sobre el caso y ponderar que se trataba de la mejor opción antes de que expirara el plazo de detención.

Se trata de la primera imputación en la historia de Corea del Sur para un presidente en el cargo y bajo arresto. Y llega dos días antes de que expire el periodo de detención decretado para que sea interrogado por las autoridades.

El mandatario permanece bajo arresto preventivo desde el pasado 15 de enero.
En caso de que sea hallado culpable de liderar una insurrección, delito para el cual no tiene inmunidad, podría ser condenado a cadena perpetua o recibir la pena de muerte.

En paralelo, el Tribunal Constitucional lleva un juicio político para determinar si ratifica o no su destitución aprobada por el Parlamento el 14 de diciembre.

Si confirma su inhabilitación, deberán convocarse elecciones presidenciales anticipadas en un plazo máximo de 60 días tras el fallo de la corte.