La noche del 9 de septiembre de 2025 quedará grabada para siempre en la memoria caboverdiana. En un Estadio Nacional repleto, Cabo Verde venció 1-0 a Camerún con un gol memorable de Dailon Livramento, iniciando una travesía que culminó con la clasificación al Mundial de 2026 tras derrotar 3-0 a Eswatini el lunes 13 de octubre. La nación insular celebró como nunca, consciente de que había alcanzado una meta impensada.
El trayecto hacia la cita mundialista fue una muestra de coraje y determinación. Cabo Verde, con apenas medio millón de habitantes, desafió a potencias africanas y lideró el Grupo D con autoridad. Su éxito demuestra que la grandeza no depende de recursos, sino del espíritu de lucha y la unión de un pueblo que nunca dejó de creer.
El fútbol en Cabo Verde va más allá del deporte: es un lazo cultural y emocional. Cada encuentro representa la voz de una nación que se reconoce en la cancha. Las celebraciones tras el triunfo ante Camerún simbolizaron el renacer de un pueblo que convirtió la adversidad en esperanza.
Entre las figuras de esta epopeya destaca Dailon Livramento, el héroe inesperado nacido en los Países Bajos que eligió defender las raíces de su familia. Su historia se une a la de Roberto Lopes, contactado por LinkedIn para unirse al equipo, ejemplo del alcance global del sueño caboverdiano.
El técnico Bubista, símbolo de serenidad y liderazgo, supo moldear una escuadra que mezcla talento local y herencia migrante. “Hoy hemos demostrado que podemos enfrentar a cualquiera”, dijo tras la clasificación. Con esa convicción, los “Tiburones Azules” no solo conquistaron un boleto al Mundial, sino también un lugar en la historia del fútbol africano.