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El reportaje del diario The New York Times sobre la composición y funcionamiento de un laboratorio de fentanilo en México, presenta varias inconsistencias en su narrativa, así lo explicaron este jueves autoridades de Salud y de la Marina al detallar cómo debería manejarse un sitio así y las normas que lo rigen.

De acuerdo con Alejandro Svarch y Juana Peñaloza, titular del IMSS Bienestar y química analista de precursores en campo de la Secretaría de Marina (Semar), respectivamente, las pruebas presentadas por el diario estadounidense presentan algunas incongruencias como:

– La falta de información sobre los precursores químicos utilizados en el proceso. 

– La falta de protección personal adecuada por parte de las personas que fabrican el supuesto fentanilo.

– El lugar inapropiado para realizar dicho proceso (pues parece ocurrir en una cocina convencional y cerrada).

Además, la química Peñaloza explicó que de estas irregularidades e incongruencias como la supuesta “resistencia de los cocineros” al contacto directo con la droga, se le puede sumar el hecho de que horas antes de grabar dichas “pruebas” (de acuerdo con las declaraciones de los fabricantes a los reporteros del diario), se realizó un desmantelamiento de una casa de seguridad del grupo por parte del ejército mexicano, por lo que habrían tenido que cambiar la ubicación del supuesto laboratorio con mucha rapidez, algo que no

corresponde con la dinámica criminal habitual, ya que normalmente se presenta una interrupción o postergación de las actividades ilícitas por un periodo mayor hasta encontrar un lugar seguro para continuar con la operación.

Por su parte, Armida Zúñiga Estrada, titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), explicó que en México los opioides como el fentanilo se encuentran clasificados como estupefacientes en la Ley General de Salud, son regulados también por la Ley Federal para el Control de los Precursores Químicos y toda su cadena de suministro es altamente controlada. La producción, transportación, venta y otras actividades sin autorización sanitaria constituyen delitos contra la salud. 

En tanto, la Unidad de Inteligencia Naval creó, desarrolló e implementó el Sistema Integral de Sustancias (SISUS), que es una plataforma de control, registro y autorizaciones en materia de estupefacientes, sustancias psicotrópicas, o productos que los contengan, así como productos químicos esenciales. Es decir que a través del SISUS se tiene un registro preciso sobre todas las personas morales o empresas que tengan el permiso para manejar estas sustancias o producirlas.

Derivado de la cooperación entre la Semar y la Cofepris se han efectuado, desde 2021, 473 visitas de verificación a diversos establecimientos dedicados al proceso con estupefacientes, sustancias psicotrópicas y productos que los contengan, así como químicos esenciales y precursores químicos.

Como consecuencia se han suspendido parcialmente 173 establecimientos y 50 más fueron suspendidos en su totalidad, se llevó a cabo la clausura total de dos establecimientos, se aplicaron 41 multas y se realizaron 19 detenciones.

Las autoridades mantienen un monitoreo constante de las recetas en el país, revisan los acuerdos internacionales y realizan estas visitas de verificación para estar en constante vigilancia sobre el uso de estas sustancias.

El uso indebido del fentanilo produce afectaciones directas y graves al cuerpo humano, específicamente al cerebro, los pulmones, el hígado, los riñones, la piel, las pupilas, la boca, el corazón, los intestinos y el estómago.