La conferencia «México Rumbo al Mundial» de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, detalló la estrategia de la capital para el Mundial 2026, una que entrelaza la fiesta deportiva con un profundo proceso de renovación urbana. La CDMX será sede por tercera ocasión, pero ahora con una visión de legado que abarca mejoras en infraestructura y cultura.
Como parte de este plan de legado, se anunciaron múltiples proyectos: la creación de una Ciclovía de Tlalpan al Zócalo, mejoras en el alumbrado y transporte público, la construcción y rehabilitación de 500 canchas deportivas, y la creación de mil murales mundialistas. Brugada busca que se promueva el deporte como eje fundamental de la participación comunitaria.
En el aspecto festivo, el programa es espectacular e incluye dos ambiciosos intentos de Récord Guinness: la clase de futbol más grande del mundo en el Zócalo (1 de marzo de 2026) y la ola más grande del mundo del Zócalo al Estadio Banorte (31 de mayo). «Esto significa que necesitaremos gran participación de la ciudadanía», reiteró la mandataria.
El evento principal de celebración será el Desfile Mundialista en el Paseo de la Reforma, a celebrarse el 21 de junio de 2026. La intención es replicar el éxito de los desfiles de Día de Muertos, enfocándose en «recuperar la identidad de nuestros pueblos» y dar a conocer la riqueza cultural del país, invitando a las naciones participantes a sumarse con sus propias actividades.
Para asegurar que la CDMX «no sea una ciudad espectadora», el gobierno instalará 19 festivales en diferentes territorios, incluyendo un gran fan fest en el Zócalo con pantallas gigantes para ver gratis todos los partidos del torneo, que arranca el 11 de junio con el partido de México en el Azteca.


















