La activista sueca Greta Thunberg, detenida el domingo 8 de junio por Israel junto a otros doce pasajeros de la Flotilla de la Libertad, denunció en París que fueron “atacados y secuestrados ilegalmente” y “trasladados a Israel en contra de nuestra voluntad”.
La ambientalista sueca aseguró, en unas declaraciones durante su escala en el aeropuerto Charles de Gaulle, que “se trata de otra violación de la ley internacional” por parte del Ejército israelí, que interceptó la embarcación que pretendía introducir ayuda humanitaria en Gaza y romper el bloqueo impuesto a la población palestina.
Las condiciones en las que ha pasado las últimas horas, según relata, no fueron “nada comparado con lo que atraviesa ahora mismo la gente en Palestina, especialmente en Gaza”.
Thunberg es una de los cuatro miembros del barco de la Flotilla de la Libertad, llamado Madleen, que aceptaron voluntariamente ser deportados a sus países de origen, al igual que el español Sergio Toribio y los franceses Omar Faiad y Baptiste Andre.
Los ocho activistas restantes se negaron a firmar el documento que tramitaba su deportación voluntaria e ingresaron en la prisión de la ciudad de Ramla, cercana a Tel Aviv, para que un juez decida su posible expulsión del país.