La preventa de boletos para el regreso de la Selección Mexicana al Estadio Banorte se convirtió en una pesadilla para miles de aficionados. Las fallas en el portal de Fanki, provocadas por una serie de ataques cibernéticos, impidieron que los usuarios completaran sus compras, generando un clima de frustración que llegó hasta las oficinas de la Profeco. Hasta el momento, el organismo federal ha registrado 22 denuncias formales contra la plataforma por las interrupciones sufridas el pasado 10 de diciembre.
Fanki ha salido en su defensa argumentando que el retraso de un día en la venta fue una medida deliberada para salvaguardar la integridad de los compradores. La empresa denunció que fue víctima de un sabotaje orquestado por terceros, quienes lograron vulnerar a un proveedor internacional externo. En su comunicado del 15 de diciembre, la boletera señaló directamente a un posible competidor como el autor intelectual de los mensajes que advertían sobre el boicot a la venta del partido contra Portugal.
La situación es especialmente sensible debido a la relevancia del evento: la reinauguración del Estadio Banorte y la posible visita de Cristiano Ronaldo. Fanki asegura que su infraestructura estaba preparada para recibir a más de un millón de personas, pero los ataques forzaron un paro técnico para evitar filtraciones de datos o fraudes. Ante la molestia generalizada, la compañía ha prometido transparencia y ha confirmado que ya rastrea el origen de las interferencias con un equipo de expertos digitales.
Este incidente mancha el inicio de una alianza estratégica entre Fanki y el Estadio Banorte. Hace apenas ocho meses, la boletera ganó una licitación tras competir con otras cuatro firmas líderes en el rubro, prometiendo llevar la vanguardia tecnológica al estadio. El contrato es de carácter multianual, lo que significa que Fanki tendrá la exclusividad no solo para el fútbol, sino también para los juegos de la NFL y los grandes espectáculos musicales que reciba el inmueble.
Para los aficionados, la incertidumbre legal es secundaria ante la urgencia de conseguir una entrada. Fanki enfrenta ahora el reto de limpiar su imagen y asegurar que las próximas fases de venta sean fluidas y seguras. Mientras la empresa prepara sus acciones legales contra quienes resulten responsables, los ojos del mundo deportivo siguen puestos en México, esperando que los problemas técnicos no empañen lo que promete ser una fiesta histórica del fútbol.








