Hace cuatro años, el mundo del fútbol se detuvo. El 25 de noviembre de 2020, el considerado uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, Diego Armando Maradona falleció a los 60 años debido a un edema agudo de pulmón causado por insuficiencia cardíaca crónica. Apenas semanas antes, había superado una cirugía por un coágulo cerebral, pero su salud ya estaba deteriorada.
Maradona dejó un legado imborrable. Desde sus días en Boca Juniors hasta su reinado en Napoli y su paso por Barcelona, el astro argentino conquistó nueve títulos de clubes. Fue en 1986, como capitán de Argentina, donde alcanzó la cima al levantar la Copa del Mundo. Su habilidad técnica, ritmo y capacidad de regate lo convirtieron en una leyenda.
Tras su muerte, el estadio del Napoli, el San Paolo, fue rebautizado en su honor. Maradona no solo era un ídolo del fútbol; era un símbolo cultural que, a pesar de sus polémicas, representó el alma de los argentinos.
En su faceta de entrenador, lideró a la selección argentina en el Mundial de 2010, aunque fue eliminado en cuartos de final ante Alemania. Hoy, a cuatro años de su partida, su figura sigue siendo recordada como una de las más icónicas en la historia del deporte.