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El mayor general Aharon Haliva, jefe de la inteligencia militar israelí, anunció su dimisión debido a la falta de anticipación y respuesta rápida al ataque de Hamas el 7 de octubre, el más mortífero en la historia de Israel.

En su carta de renuncia, facilitada por el ejército, Haliva expresó que su dirección no cumplió con la responsabilidad encomendada, y mencionó que lleva consigo el dolor de esa jornada trágica.

Afirmó que había planeado dimitir justo después del ataque, pero optó por permanecer durante la fase inicial de la guerra y presentar su renuncia a medida que avanzaban las investigaciones internas.

Este ataque, en el que militantes de Hamas atravesaron las defensas fronterizas israelíes matando a 1,200 personas y tomando aproximadamente 250 rehenes, desencadenó una guerra en Gaza, que ahora cumple siete meses. La renuncia de Haliva podría anticipar más dimisiones entre los altos funcionarios de seguridad de Israel.

El contexto de la renuncia coincide con la celebración de Pesaj y un momento de relativa calma antes de una posible ofensiva en Rafah. Mientras tanto, las tensiones continúan a lo largo de la frontera norte de Israel con Hezbollah y con Irán.

Benjamín Netanyahu, por su parte, ha resistido las presiones para dimitir a pesar de las críticas y un movimiento de protesta que pide elecciones anticipadas. Yair Lapid, líder de la oposición, consideró la renuncia de Haliva como justificada y propuso que Netanyahu debería hacer lo mismo.

En medio de estas tensiones, la guerra en Gaza ha provocado la muerte de más de 34,000 palestinos y ha desplazado al 80% de la población de Gaza, generando una crisis humanitaria con advertencias de una posible hambruna. Con 130 israelíes aún cautivos en Gaza, la celebración de Pesaj se tiñe de un matiz sombrío, recordando a los cautivos mientras se celebra la liberación de la esclavitud bíblica.