Luego de vencer a los Yankees en 1968, el equipo de los Diablos Rojos del México repitió la dosis contra la franquicia de Nueva York en juego de exhibición, esta vez con un marcador de 4-3.
El recuerdo de aquel encuentro del 18 de marzo de 1968 cobró vida nuevamente en el Estadio Alfredo Harp Helú, donde los valientes Diablos Rojos, respaldados por más de 20,000 aficionados, disputaron el primer juego de pretemporada.
Robinson Canó se convirtió en el héroe del partido, marcando su llegada al equipo con un cuadrangular en la cuarta entrada que otorgó la ventaja a los Diablos Rojos, celebrándolo con un sombrero de charro.
El dominicano brilló en el juego y sobresalió especialmente en el sexto inning, donde contribuyó con otra carrera contra los Yankees, el equipo que lo introdujo en las Grandes Ligas.
José Rondón agregó una tercera carrera para los Diablos Rojos, lo que provocó el júbilo en las tribunas del Diamante de Fuego y la desilusión entre los seguidores de los Yankees.
En el séptimo inning, el habilidoso segunda base amplió la ventaja al impulsar la cuarta carrera del equipo.
Aunque Giancarlo Stanton fue el foco de atención de los Yankees, el equipo reaccionó en el noveno inning con un rally de tres carreras, gracias a los dobles de Carlos Narváez y Cole Gabrielson.
Trevor Bauer, galardonado con el Cy Young en 2020 y actual lanzador de los Diablos Rojos, salió sin decisión después de permanecer tres innings en el montículo, durante los cuales permitió solo cuatro hits y ninguna carrera.