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El 24 de febrero, aproximadamente a las 11:50 p.m. (hora de Sanaa, Yemen), las fuerzas del Comando Central de EE. UU. junto con las Fuerzas Armadas del Reino Unido, y con el apoyo de Australia, Baréin, Canadá, Dinamarca, los Países Bajos y Nueva Zelanda, llevaron a cabo ataques contra 18 objetivos hutíes en áreas de Yemen controladas por terroristas hutíes respaldados por Irán. Estos ataques se dirigieron a áreas utilizadas por los hutíes para atacar buques mercantes internacionales y navíos de guerra en la región. Estas fuerzas conjuntas afirman que los ataques de los hutíes «son ilegales» y han «interrumpido la ayuda humanitaria destinada a Yemen, dañado las economías de Medio Oriente y causado daños ambientales».

Se informó que los objetivos incluyeron instalaciones subterráneas de almacenamiento de armas hutíes, instalaciones de almacenamiento de misiles, sistemas aéreos no tripulados de ataque unidireccional, sistemas de defensa aérea, radares y un helicóptero. Estos ataques, destacaron, tienen la intención de degradar la capacidad de los hutíes y perturbar sus continuos ataques imprudentes e ilegales contra buques comerciales internacionales y buques de EE. UU. y el Reino Unido en el Mar Rojo, el Estrecho de Bab el-Mandeb y el Golfo de Adén.

El objetivo del esfuerzo multinacional se precisó que tiene como objetivo «defendernos a nosotros mismos, a nuestros socios y aliados en la región y restaurar la libertad de navegación destruyendo las capacidades hutíes utilizadas para amenazar a las fuerzas de EE. UU. y sus socios en el Mar Rojo y las vías fluviales circundantes».