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El camino de Sergio Pérez en la Fórmula 1 tiene fecha de caducidad, pero promete un cierre espectacular. El piloto mexicano ha confirmado que su etapa con Cadillac, que iniciará en 2026, será su «último proyecto» en el automovilismo. Con 24 carreras por delante en el calendario de ese año, «Checo» se enfoca en que este regreso sea exitoso y que la escudería estadounidense deje una marca profunda desde su debut en Melbourne.

Pérez restó importancia a las dudas que suelen rodear a los equipos debutantes. Según su visión, el éxito de Cadillac no se medirá por dónde empiecen en Australia, sino por la rapidez de su evolución técnica a lo largo de la temporada. El piloto tiene altas expectativas y cree que la infraestructura del equipo permitirá silenciar a los críticos rápidamente, convirtiéndose en una de las sorpresas más gratas de la nueva reglamentación técnica.

El tapatío hizo hincapié en la diferencia de trato que siente en su nueva casa. Agradeció profundamente el ser parte de una organización donde se le pide orientación y se le permite influir en aspectos específicos del coche y la logística. Para un veterano con su recorrido, tener esa «influencia» es vital para sentirse motivado y útil, algo que admitió haber perdido ligeramente durante sus días más difíciles en la estructura de Red Bull.

Sobre su salida del equipo austriaco, Pérez fue honesto al admitir que perdió el rumbo debido al desgaste físico y mental. «Empecé a perder algo de motivación y es algo que no puedo permitir», declaró. Sin embargo, el tiempo fuera del circuito le ha servido para reencontrarse con su amor por la velocidad, asegurando que ahora tiene los ánimos renovados para enfrentar el desafío de liderar un equipo desde cero.

La asociación con Valtteri Bottas promete ser una de las duplas más experimentadas de la parrilla 2026.