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El informe preliminar emitido por la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte reveló que un panel de un Boeing 737 Max 9 de Alaska Airlines se desprendió durante el vuelo debido a la ausencia de pernos cruciales para su fijación al marco. Esta situación se detectó tras un incidente ocurrido el pasado 5 de enero, donde se observó la falta de tres de los cuatro tornillos necesarios en una fotografía del trabajo de reparación realizado por Boeing.

La investigación sugiere que los pernos ya faltaban antes del despegue del avión desde Portland, Oregon, lo que llevó a los pilotos a ejecutar un aterrizaje de emergencia debido a un orificio resultante en el fuselaje. La omisión de estos elementos de sujeción permitió que el panel se deslizara y se desprendiera completamente.

Se indicó que el panel en cuestión, conocido como tapón de puerta, fue instalado inicialmente por Spirit AeroSystems con remaches defectuosos, lo que posteriormente requirió una intervención de Boeing para su reemplazo, proceso durante el cual se retiraron los pernos.

El incidente resaltó potenciales riesgos de seguridad, especialmente si el avión hubiera alcanzado mayor altitud, pudiendo resultar en una descompresión catastrófica de la cabina.

Aunque Spirit AeroSystems fue mencionado en el contexto del incidente, el CEO de Boeing, David Calhoun, asumió la responsabilidad total, enfatizando el compromiso de Boeing con la calidad y la seguridad en su cadena de suministro.

Este evento se suma a las preocupaciones previas sobre la calidad de fabricación en Boeing, exacerbadas por los trágicos accidentes de los modelos Max 8. La FAA está actualmente revisando los procedimientos de seguridad y manufactura de Boeing y sus proveedores, incluyendo una auditoría específica sobre Spirit AeroSystems, con el fin de asegurar el cumplimiento de los estándares de calidad antes de permitir un aumento en la producción de los modelos 737.