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La victoria por goleada de la selección española en Tiflis dejó grandes sensaciones colectivas, pero fue un gol específico el que acaparó los titulares: el tanto de Ferran Torres. Esta anotación elevó su cuenta personal a 23 goles con la selección en apenas 51 partidos, una marca impresionante que refleja la consolidación del atacante en el esquema de ‘La Roja’ y su impacto goleador constante en el equipo nacional.

Con ese registro de 23 tantos, Ferran Torres se instaló oficialmente entre los diez máximos goleadores históricos de España. Es un grupo selecto liderado por nombres como David Villa (59), Raúl González (44) y Fernando Torres (37), y ahora, el joven delantero se sienta en la mesa de figuras como Alfredo di Stéfano y Sergio Ramos, a quienes ha igualado en la clasificación. Esta progresión demuestra la relevancia que ha adquirido en la historia moderna del combinado.

Una Actuación «Redonda» y el Sentir del Grupo Más allá de su logro individual, el atacante priorizó el excelente desempeño del equipo en Georgia. En sus declaraciones, destacó la actuación colectiva y calificó el partido de «redondo», subrayando la satisfacción general del grupo. El enfoque en el rendimiento conjunto es clave para entender la visión de Ferran, quien ve su hito como parte del éxito continuado del equipo.

Un Esfuerzo de equipo consciente de la cercanía de un nuevo gran objetivo, Ferran Torres situó el foco en la clasificación para el próximo Mundial, destacando el «trabajo como equipo muy bueno» que los ha llevado hasta este punto. Aunque el pase no es matemático, el delantero afirmó que la concentración está puesta en el último partido para sellar el boleto y concretar el objetivo que ha perseguido el grupo durante toda la fase.

A pesar de la confianza generada por el buen resultado y la posición ventajosa, el goleador emitió un mensaje de responsabilidad. Insistió en la necesidad de mantener la humildad y no dar la clasificación por hecha. «Tenemos confianza en nosotros y lo mejor que nos podía pasar es que dependemos de nosotros mismos», zanjó, dejando claro que España afrontará el cierre de la fase con seguridad, pero sin caer en excesos de triunfalismo.