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Rob Gronkowski, el mítico ala cerrada, regresará de manera oficial a los New England Patriots con un único propósito: retirarse con los colores que lo llevaron a la grandeza. El jugador, conocido por su dominio físico y su carisma, anunció que la próxima semana formalizará un contrato de un día con la franquicia, sellando su compromiso de ser «Patriot de por vida» y poniendo fin a su carrera profesional.

Esta firma de un solo día le permite al cinco veces Pro Bowl y cuatro veces All-Pro cumplir su deseo de poner punto final a su trayectoria en el equipo de su vida, borrando de paso el sabor agridulce que dejó su salida, pese a haber ganado un Super Bowl más con los Buccaneers. Su impacto en la NFL fue inmediato desde que fue seleccionado en 2010.

Durante nueve temporadas en New England (de un total de once en la NFL), Gronkowski se consolidó como una de las piezas fundamentales en la segunda etapa de la exitosa dinastía, contribuyendo directamente a la consecución de tres campeonatos. Sus logros individuales y colectivos lo hicieron una figura dominante en su posición a lo largo de más de una década.

Las estadísticas del jugador son dignas de un futuro miembro del Salón de la Fama. Gronkowski finalizó su carrera con números estelares: 621 recepciones, 9,286 yardas y 92 anotaciones. Su inolvidable sociedad con el quarterback Tom Brady no solo fue exitosa en la consecución de anillos, sino que se convirtió en una de las duplas más peligrosas y productivas en la historia de la Liga.

Este esperado «regreso a casa» se alinea con los esfuerzos de la organización por reconocer a sus ídolos. Con una estatua para Tom Brady ya instalada y otra próxima para Bill Belichick, el retiro simbólico de Gronkowski en 2025 allana el camino para que el jugador sea elegible para el Salón de la Fama de los Patriots el próximo año y para el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional en 2027.