Tras el devastador paso del tifón Kalmaegi, que dejó 224 muertos y 109 desaparecidos, Filipinas enfrenta ahora los estragos del supertifón Fung-Wong, que ha causado al menos ocho muertos y el desplazamiento de 1.4 millones de personas.
El fenómeno, que tocó tierra el 9 de noviembre en la provincia de Aurora, en la isla de Luzón, registró vientos sostenidos de hasta 185 km/h y ráfagas de 230 km/h, según el servicio meteorológico estatal.
Su radio de acción abarcó prácticamente todo el archipiélago antes de salir hacia el noroeste rumbo a Taiwán, donde se prevén lluvias torrenciales.
El subdirector de Defensa Civil, Rafaelito Alejandro, indicó que se ordenó la evacuación preventiva de 1.2 millones de personas. Mientras las tareas de limpieza comenzaron desde la provincia de Cagayán hasta Catanduanes, más de mil kilómetros al sur.
El presidente Ferdinand Marcos Jr. declaró el estado de emergencia nacional y anunció que el “estado de calamidad nacional” se mantendrá durante un año debido a los daños acumulados por Kalmaegi y Fung-Wong.
Las escuelas y oficinas gubernamentales permanecerán cerradas lunes y martes.Más de 325 vuelos nacionales, 61 internacionales y 6 mil 600 pasajeros en puertos resultaron afectados por la suspensión del transporte marítimo.















