La NFL despertó con una noticia que sacude los cimientos de New York. Los Jets concretaron un traspaso que pocos anticipaban, desprendiéndose de dos de sus piezas defensivas más valiosas: el esquinero All-Pro Sauce Gardner y el tackle defensivo estrella Quinnen Williams. Esta decisión radical de la directiva representa una ruptura total con el proyecto defensivo que se había estado construyendo en la Gran Manzana.
La magnitud de la pérdida es incalculable. Sauce Gardner quien llega a los Colts de Indianápolis se había consolidado como uno de los mejores esquineros de la liga, logrando el estatus All-Pro en sus primeras temporadas, mientras que Quinnen Williams se marcha a los Cowboys Dallas a cambio de una selección de segunda ronda en 2026, era el motor de la línea defensiva y uno de los tackles más productivos. Intercambiar a ambos jugadores de este calibre simultáneamente envía un mensaje de reestructuración profunda, dejando en claro que el foco de la franquicia ha cambiado.
Aunque los detalles completos del acuerdo no se han revelado, se especula que los Jets han recibido a cambio una gran cantidad de selecciones del Draft y activos de futuros años. La directiva parece haber optado por priorizar la acumulación de capital para una reconstrucción a largo plazo, en lugar de aferrarse a un núcleo defensivo de alto costo y rendimiento inmediato.
La afición de los Jets ha reaccionado con sorpresa e indignación. El traspaso de dos pilares tan jóvenes y dominantes pone en duda la visión de la gerencia y las aspiraciones del equipo para el resto de la temporada. Este movimiento obligará al cuerpo técnico a rearmar su defensiva de la noche a la mañana.
La salida de Gardner y Williams no solo afecta al presente de los Jets, sino que también tiene implicaciones en el panorama competitivo de la AFC Este. Con estos activos fuera, el enfoque de la franquicia se dirige inequívocamente hacia el Draft de 2026, marcando oficialmente el inicio de una nueva y dolorosa era en New York.










