Felipe Massa ha llevado su frustración de 17 años a los tribunales de Londres, buscando reabrir la herida más profunda de su carrera: el Campeonato de Pilotos de Fórmula 1 de 2008. El expiloto de Ferrari presentó una demanda civil contra la F1 y la FIA, argumentando que el resultado de la temporada fue viciado por el choque deliberado conocido como «Crashgate» en el Gran Premio de Singapur, un incidente que le costó el título por tan solo un punto.
El centro del drama ocurrió en Marina Bay, cuando Nelson Piquet Jr., siguiendo órdenes del equipo Renault, impactó su monoplaza intencionalmente contra el muro. Esto provocó la salida del auto de seguridad, arruinando la estrategia de Massa. Tras una parada en boxes comprometida, el brasileño terminó en el puesto 13, facilitando la victoria final de Lewis Hamilton.
La demanda cobra fuerza legal gracias a las recientes declaraciones de Bernie Ecclestone, el exmandamás del deporte. Ecclestone reveló que él y la FIA estaban al tanto del encubrimiento del choque doloso antes de que terminara la temporada 2008. Los abogados de Massa alegan que la falta de una investigación inmediata para anular los resultados del Gran Premio constituyó un grave incumplimiento de deber.
El brasileño, quien nunca logró coronarse campeón, busca ahora que se le reconozca retroactivamente el título y exige una compensación económica de 85 millones de dólares. Este intento de alterar el historial deportivo, sin embargo, ha sido criticado por la defensa, que lo considera un «intento equivocado» de modificar un resultado que, por reglamento, debería permanecer inmutable después de que la FIA certificó al campeón.
La batalla ante el Tribunal Superior busca sentar un precedente sobre la ética y la transparencia en la gestión de los resultados deportivos. A pesar de que los abogados de la F1 han solicitado desestimar el caso, Massa está decidido a pelear por el campeonato que, según él, le fue arrebatado por una colusión que fue ignorada por la cúpula del automovilismo.

















