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En el Senado de la República estamos atiendiendo, en estos días, nuestra obligación constitucional de analizar y discutir el Informe de Gobierno, como parte del ejercicio republicano de rendición de cuentas. A ese respecto, comparto aquí algunos resultados en materia económica que considero importante que la ciudadanía conozca.

Este informe demuestra con hechos que el Humanismo Mexicano no es sólo una filosofía, sino una política de Estado que está transformando la vida de millones de familias mexicanas. Nuestra nación avanza con un nuevo modelo económico que rompe con los fracasos neoliberales del pasado y que coloca a las personas, no a los intereses de unos cuantos, en el centro de todas las decisiones.

Se han consolidado resultados históricos: más de 13.4 millones de personas salieron de la pobreza desde 2018 y 1.7 millones dejaron atrás la pobreza extrema. La pobreza laboral se redujo al 33.9% en 2025, su nivel más bajo desde que inició la medición. Estos datos no son casualidad: son fruto de una política de bienestar y de redistribución del ingreso que cambió la lógica de la economía mexicana. Mientras los neoliberales precarizaron salarios y entregaron la riqueza nacional, este gobierno ha dignificado el trabajo y ha demostrado que se puede crecer con justicia social. Con estas acciones se ha logrado también la reducción histórica de la desigualdad en nuestro país. 

Hoy el salario mínimo es de 278.80 pesos diarios en el país y 419.88 pesos en la frontera norte. En siete años se recuperó 131.5% del poder adquisitivo, después de décadas de estancamiento y pérdida salarial. Esto significa que las y los trabajadores ya no están condenados a la miseria laboral que dejaron los gobiernos pasados; aquellos que se negaban a subir los impuestos con el pretexto de que subiría la inflación pero era realmente sólo para beneficio de los poderes económicos.

Pero no basta con salarios: también hablamos de empleos formales y derechos laborales. México alcanzó 23.6 millones de empleos formales registrados en el IMSS, cifra récord histórico. Y por primera vez, se extendió la seguridad social a 1.2 millones de trabajadores de plataformas digitales, un sector precarizado por el neoliberalismo y que hoy goza de derechos. Esto es justicia social en acción. A la par, se fortaleció la jubilación digna y se creó el Fondo de Pensiones para complementar el último salario, protegiendo a millones de adultos mayores.

En materia de infraestructura, el contraste con el pasado es abismal. Mientras antes las grandes obras beneficiaban a contratistas extranjeros y a unos cuantos, o donde se prometían Refinerías sólo se construían bardas, hoy se construye de manera real y con visión de equilibrio regional y justicia territorial.

El Plan Nacional de Infraestructura, con 811 mil millones de pesos de inversión, ya ha generado más de 260 mil empleos. Se construyen y modernizan carreteras en regiones históricamente olvidadas, se desarrollan trenes de pasajeros como el AIFA–Pachuca y el CDMX–Querétaro, y se rehabilitan más de 1,000 km de vías férreas en corredores estratégicos.

El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, con sus 14 Polos de Desarrollo para el Bienestar, es ejemplo de un país que se reconcilia con su geografía y que aprovecha sus ventajas estratégicas para detonar la economía. Y lo mismo sucede con la modernización del puerto de Salina Cruz, que tendrá capacidad para 1.4 millones de contenedores al año. Esta no es la vieja política de concentración en el centro, sino una infraestructura que integra, comunica y desarrolla a todo el país.

En el terreno de la política industrial, el gobierno ha dado un paso decisivo con el Plan México: una estrategia de relocalización productiva y de polos de desarrollo que atraerá 270 mil millones de dólares en inversión privada y que generará 1.5 millones de nuevos empleos. Ya están en marcha 15 Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar. Gracias a esta visión, México alcanzó en el primer semestre de 2025 un récord histórico de 34,265 millones de dólares en inversión extranjera directa.  Con ello, dejamos atrás ya el viejo mantra que los gobiernos neoliberales promulgaban de manera soberbia “que la mejor política industrial que podíamos tener era NO tener política industrial”.

En el corazón de esta estrategia están nuestras empresas energéticas nacionales: Pemex y la Comisión Federal de Electricidad. Hoy vuelven a ser orgullo de México. Pemex avanza en su meta de elevar la producción y garantizar reservas para una década, mientras la Refinería Olmeca ya opera de manera significativa y ha incrementado la producción de gasolina. La CFE, por su parte, desarrolla miles de megavatios de nueva capacidad eléctrica, combinando energías limpias con confiabilidad, y garantizando que la electricidad se mantenga como un derecho para las familias mexicanas y no como un negocio para unos cuantos.

Esto es soberanía energética, esto es independencia nacional. Porque mientras el neoliberalismo hipotecaba nuestra energía a intereses extranjeros y endeudaba a las empresas nacionales, la 4T las rescata y las regresa al pueblo de México. Además, el Gobierno de la Presidenta Shainbuam está terminando “con esa maldita deuda que los neoliberales le dejaron a Petróleos Mexicanos.”

Quiero subrayar algo que es esencial y que da sustento a todo lo anterior: estos logros se han alcanzado gracias a un uso responsable del presupuesto, a una política de austeridad republicana y a un manejo responsable de las finanzas públicas. Hoy México mantiene estabilidad macroeconómica, inflación controlada, un tipo de cambio estable y finanzas sanas. Este gobierno demuestra que es posible crecer, redistribuir y transformar, sin endeudar al país ni hipotecar el futuro de las nuevas generaciones.

En resumen, el Humanismo Mexicano es más que un discurso: es una política económica que combina crecimiento con justicia social. Un país que reduce la pobreza, que dignifica el trabajo, que construye infraestructura en las regiones olvidadas, que impulsa una nueva política industrial y que rescata a sus empresas estratégicas, todo dentro del manejo responsable de las finanzas públicas del país.

Hoy decimos con orgullo que, con la Dra. Claudia Sheinbaum en la Presidencia, nuestro país avanza con paso firme. No volveremos al pasado de privilegios, corrupción y abandono.

Hoy México tiene rumbo, tiene proyecto, y tiene la certeza de que el bienestar del pueblo es la brújula que guía cada decisión del Segundo Piso de la Cuarta Transformación.

Senador Cuauhtémoc Ochoa Fernández

Senador de la República por Hidalgo y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario Morena. Fue Diputado Federal en las LIX y LXV Legislaturas. Asimismo, se desempeñó como Subsecretario de Normatividad Ambiental de la SEMARNAT. En el Gobierno de Hidalgo fue Secretario de Turismo y Secretario de Obras Públicas, Asentamientos Humanos y Ecología. Es ingeniero civil por la Universidad Iberoamericana y estudió Administración y Finanzas en el ITAM.