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Etiopía, principal promotor en África del transporte ecológico, es el primer país del mundo en prohibir la importación de vehículos de gasolina y diésel, por lo que más de 100 mil conductores han cambiado a los autos eléctricos.

Este país, que se enfrenta a un déficit en su balanza comercial, causado en gran medida por el comercio irregular de hidrocarburos, tomó a principios de 2024 la radical decisión de prohibir la importación de vehículos con motor de combustión interna.

Esta medida va de la mano con el activismo medioambiental, algo que le gusta presumir al primer ministro Abiy Ahmed, cuyo gobierno se ha comprometido a plantar miles de millones de árboles.