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El estrecho de Mandeb, una ruta crítica del comercio internacional, se ha convertido en un punto de tensión debido a los ataques de milicianos hutíes yemeníes contra embarcaciones internacionales. Como reacción, Estados Unidos y el Reino Unido han atacado áreas controladas por estos insurgentes chiítas radicales, que buscan el poder en la guerra civil yemení.

Este estrecho, estratégicamente ubicado cerca de zonas conflictivas como Yemen, es clave en la geopolítica global. La presencia militar de potencias como EE. UU., y sus contundentes acciones, responden a la necesidad de proteger las rutas marítimas frente a amenazas como la piratería y los conflictos regionales.

El corredor del mar Rojo es esencial para el comercio mundial, con una cuarta parte del tráfico marítimo global y 4,5 millones de barriles de petróleo diarios. Además, el 8% del gas natural licuado mundial pasó por aquí el año pasado, lo que subraya su importancia para el suministro energético global.

Los incidentes en este estrecho afectan directamente los precios globales de recursos clave. Tras recientes tensiones, el precio del petróleo Brent aumentó un 5%, superando los 80 dólares el barril. Este incremento se atribuye a la necesidad de desviar buques, lo que conlleva demoras y costos adicionales.

Además del petróleo y gas, el estrecho es vital para el transporte entre Oriente y Occidente. Muchos barcos han optado por la ruta más larga del Cabo de Buena Esperanza, aumentando kilómetros, costos y tiempos de entrega, lo que repercute en la cadena de suministro global y en los precios del transporte de contenedores.

Con información de la BBC.