El duelo entre Venus Williams y Karolína Muchová se convirtió en un enfrentamiento simbólico de generaciones. En la primera ronda del US Open, la checa eliminó a la estadounidense en tres parciales (3-6, 6-2 y 1-6), justo cuando Venus celebraba un cuarto de siglo desde su primera aparición en este certamen.
Williams, que conquistó el torneo en 2000 y 2001, entró al Arthur Ashe con ilusión, pero su físico no respondió. La falta de movilidad en sus piernas marcó la diferencia y la obligó a ceder ante el ritmo agresivo de Muchová. La afición local reconoció su esfuerzo con prolongados aplausos.
Tras el partido, Muchová destacó el privilegio de enfrentarse a una tenista de ese calibre: “Fue increíble jugar contra ella, es una leyenda. No esperaba ganar, solo traté de disfrutar cada punto”. La sinceridad de sus palabras contrastó con la tristeza de los seguidores que soñaban con un triunfo histórico.
Venus, con 45 años, buscaba superar la marca de Martina Navratilova como la jugadora más veterana en ganar un partido de Grand Slam. Aunque no lo consiguió, dejó claro en declaraciones previas que su amor por el tenis no tiene fecha de caducidad: “Siempre estaré ahí, ahora o dentro de 30 años”.
El relevo generacional fue inevitable en Nueva York. Muchová, representante de la juventud, firmó un triunfo que confirma su crecimiento, mientras que Venus, aunque derrotada, sigue siendo parte fundamental de la historia y el espíritu del US Open.