Kilmar Ábrego García, trabajador de la construcción de Maryland, se entregó a las autoridades de migración estadounidenses; se enfrenta a posibles intentos del gobierno de Donald Trump de deportarle a Uganda, un país africano con abusos documentados a los derechos humanos.
Según los abogados defensores, el gobierno le había dado a Ábrego García hasta este lunes por la mañana para aceptar un acuerdo de culpabilidad y la deportación a Costa Rica, pero ante la negativa de aceptar dicho acuerdo, autoridades planean deportarlo a Uganda, que recientemente cerró un trato para aceptar a ciertos deportados de Estados Unidos.
El hombre de 30 años, casado y con hijos, se convirtió en el rostro de la dura campaña estadounidense contra la migración cuando fue deportado por error, en marzo, al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) ubicado en su país de origen, El Salvador.
Aunque fue devuelto a Estados Unidos en junio, ahí se le acusó de cargos de tráfico de personas, por lo que está a la espera de un juicio en juicio en Tennessee; sin embargo, el gobierno dice que intenta deportarle antes debido a que lo considera un peligro para la comunidad y miembro de la pandilla MS-13.
Él ha negado las acusaciones de vínculos con la pandilla, se declaró no culpable de los cargos de contrabando de personas y pidió a un juez que desestimara el caso porque se trataba de cargos presentados a modo de venganza.