Saltar al contenido principal

El día de ayer, miércoles 13 de agosto, el INEGI publicó un dato contundente: 13.4 millones de personas han salido de la pobreza en México desde 2018. Hoy, 38.5 millones de personas viven en situación de pobreza, frente a los 51.9 millones de hace seis años. Esta reducción representa un logro importante en el camino hacia una sociedad más equitativa y con mayores oportunidades.

Esta medición es doblemente significativa. En primer lugar por la magnitud del logro en la reducción de la pobreza; y en segundo lugar, porque el INEGI cuenta con nuevas facultades constitucionales para calcular la pobreza, lo que garantiza autonomía, rigor técnico y transparencia. Los datos nos dicen no sólo cómo está el país en términos de ingresos, sino también en calidad de vida y acceso a derechos.

Adicionalmente,desde hace varios años, México adoptó una visión más completa para medir la pobreza, conocida como pobreza multidimensional. Este enfoque considera no solo si una persona tiene dinero suficiente, sino si puede acceder efectivamente a derechos como la salud, la educación, la alimentación, la seguridad social y la vivienda. Es una visión más realista que refleja las múltiples barreras que enfrentan millones de familias.

Los avances también son claros en este terreno. La carencia por acceso a servicios de salud disminuyó de 39.1% en 2022 a 34.2% en 2024, lo que significa que casi 6 millones de personas mejoraron su acceso a atención médica.

En cuanto a la seguridad social, la carencia bajó de 50.2% a 48.2%, lo que representa 2 millones de personas menos en esta situación. Aunque esta sigue siendo la carencia con mayor presencia en el país, el avance es significativo y muestra que los esfuerzos por formalizar el empleo y ampliar la cobertura de derechos laborales están rindiendo frutos.

Uno de los logros más destacados es en el acceso a la alimentación nutritiva y de calidadLa proporción de personas con esta carencia se redujo de 18.2% a 14.4% entre 2022 y 2024, lo que representa un paso importante para casi 5 millones de personas que hoy tienen una dieta más adecuada y segura. Este indicador, además, tiene un impacto directo en la salud pública, la educación y el desarrollo infantil.

Estos resultados no son abstractos. Se reflejan en millones de mesas donde hoy hay comida suficiente, en comunidades donde las clínicas atienden con mayor frecuencia, en familias que ya cuentan con un ingreso fijo o que reciben apoyos sociales que les permiten salir adelante. La mejora en los datos no es una casualidad, sino el fruto de una política pública orientada a reducir desigualdades y a fortalecer el tejido social desde abajo.

Además, la transparencia con la que se levantó la encuesta y el nuevo rol del INEGI en esta medición, refuerzan la confianza en los resultados. Los datos provienen de visitas a más de 100 mil hogares, con instrumentos actualizados y metodologías rigurosas.

Sin duda,aún hay retos importantes por delante. Sin embargo, vamos a continuar consolidando un sistema de bienestar integral que no solo mantenga estos logros, sino que los expanda y los haga sostenibles en el tiempo. Para ello es necesario seguir fortaleciendo el mercado interno, garantizar empleos bien remunerados, avanzar en la universalización de derechos y cerrar brechas en regiones y sectores específicos.

También será fundamental continuar mejorando la infraestructura social, llevar más servicios básicos a comunidades apartadas, y diseñar políticas específicas para grupos que siguen rezagados, como mujeres jefas de familia, personas con discapacidad, jóvenes sin oportunidades y migrantes en retorno. En este sentido el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030 y el Plan México son la hoja de ruta para lograr todo lo anterior.

La lucha contra la pobreza no se resuelve de la noche a la mañana. Pero por primera vez en mucho tiempo, los datos muestran que vamos en la dirección correcta. No solo hay menos pobreza, hay también menos carencias y más esperanza. Lo importante ahora es sostener esta ruta con responsabilidad, planeación y cercanía con la gente.

Si algo nos enseñan las cifras de pobreza publicadas ayer, es que cuando el Estado asume su papel como garante de derechos, los resultados sí llegan a quienes más lo necesitan. Y eso, sin duda, es motivo para seguir trabajando con más fuerza. Desde el Senado de la República, así lo seguiremos haciendo.

Senador Cuauhtémoc Ochoa Fernández

Senador de la República por Hidalgo y Vicecoordinador del Grupo Parlamentario Morena. Fue Diputado Federal en las LIX y LXV Legislaturas. Asimismo, se desempeñó como Subsecretario de Normatividad Ambiental de la SEMARNAT. En el Gobierno de Hidalgo fue Secretario de Turismo y Secretario de Obras Públicas, Asentamientos Humanos y Ecología. Es ingeniero civil por la Universidad Iberoamericana y estudió Administración y Finanzas en el ITAM.