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Desde la explanada del Zócalo de la Ciudad de México, la presidenta Claudia Sheinbaum encabezó la conmemoración de los 700 años de la fundación México-Tenochtitlán, recordando los orígenes de la ciudad y la historia de los mexicas llena de cultura.

«Tenochtitlán fue mucho más que una ciudad majestuosa, fue un símbolo de organización, de poder, de ciencia, de arte y de visión, fue el centro de un mundo indígena que supo construir un modelo de civilización propio en armonía con la tierra, con los astros con sus dioses y diosas”, destacó.

Sheinbaum Pardo recordó cómo, según la tradición mexica, su objetivo era encontrar un lugar donde verían una señal divina, “un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente” que muchos años después se convertiría en nuestro escudo nacional.

«Este símbolo sagrado que representa el cumplimiento de la profecía, fue visto en una isla en medio de un lago aquí en este lugar, aparentemente inhóspito, los que se trasladaron decidieron establecer su ciudad Tenochtitlán, así que aquí en medio de las aguas del lago de Texcoco nació una visión de fuerza, de fe como su origen, un águila sobre un nopal, tal como soñaron sus fundadores”, detalló.

La mandataria apuntó que se trataba de una ciudad de orden y arte, de poder y de poesía, contaba con arquitectura exacta como las estrellas y con gente orgullosa.

Todo tenía un propósito, una armonía, el maíz en los campos y en las chinampas, los códices en las manos de los sabios que guardaron la memoria, el guerrero que ofrecía su vida por mantener el equilibrio del universo, se trataba de la representación de un pueblo que emergió de la nada para crearlo todo, que convirtió una isla en un imperio, que amó a sus dioses y a su tierra y a sus ancestros y que fue capaz de ofrecer su corazón para que el sol siguiera saliendo todos los días.

Años después vendría la conquista española que trató de confundir la historia y fijar ese capítulo como el origen de México, sin embargo, nuestra nación había nacido muchos años antes.

«México no nació con la llegada de los españoles, México nació mucho antes con las grandes civilizaciones que florecieron en estas benditas tierras, los mayas, los zapotecas, los mixtecos, los purépechas (…) Tenochtitlán, por ello fue y sigue siendo símbolo de México profundo, milenario y resistente, hoy más de 500 años después de aquella invasión, la cuarta transformación mira de frente y con orgullo a nuestra historia, no para dividir, sino para comprender, no para odiar, sino para sanar la memoria”, finalizó.