La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza confirmó la construcción de 137 kilómetros de muro fronterizo en sectores estratégicos como San Diego, Yuma, Tucson, El Paso y el Valle del Río Grande.
La edificación de una nueva barrera secundaria, con estructuras de acero más altas y resistentes, inició la semana pasada en la zona limítrofe entre Nuevo México y Ciudad Juárez, Chihuahua.
En la zona se ha observado maquinaria pesada y personal federal trabajando de manera continua. El nuevo tramo tendrá una longitud inicial de 11 kilómetros y contará con barras de acero de más de 30 metros de altura.
La expansión del muro responde a necesidades de seguridad en los puntos más sensibles de la frontera sur, aunque diversos sectores sociales advierten que estas medidas intensifican la criminalización de la migración.
El proyecto ha generado críticas por parte de organizaciones religiosas y de derechos humanos. “Es curioso que un país cuya mayoría de la población es migrante insista en levantar muros. Por más barreras, púas o dispositivos que coloquen, nunca podrán detener la migración”, declaró el sacerdote Javier Calvillo, párroco de la comunidad Mater Dolorosa, en Ciudad Juárez.
El pasado 8 de julio, Donald Trump celebró la aprobación de un presupuesto récord en acciones migratorias por parte del Congreso.
El paquete incluye más de 46 mil millones de dólares destinados a la construcción del muro fronterizo, más del triple de lo que se gastó en su primer mandato.