El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó la región de Texas devastada por las inundaciones del 3 y 4 de julio, que dejaron al menos 120 muertos y más de 160 desaparecidos. El mandatario recorrió el condado de Kerr, el más afectado por el desastre.
«Nunca había visto algo así (…) Esto es algo terrible», declaró Trump en una mesa redonda, aunque evitó pronunciarse sobre las críticas a la respuesta de las autoridades locales y las fallas en el sistema de alertas. En cambio, elogió a los funcionarios por su “trabajo increíble”.
La primera dama, Melania Trump, también participó en la visita y ofreció condolencias a las familias, en especial por la muerte de al menos 27 niñas y jóvenes de un campamento cristiano.
Las lluvias torrenciales dejaron hasta 27.9 centímetros de agua acumulada en condados como Kerr, Bandera, Tom Green y Kendall, causando severos daños en la región del Hill Country, cerca de San Antonio.
Equipos de rescate estadounidenses y mexicanos continúan la búsqueda de cuerpos entre los escombros y zonas inundadas.