Novak Djokovic, tras su derrota en semifinales de Roland Garros por 6-4, 7-5 y 7-6(3) ante Jannik Sinner, dejó una frase que conmocionó al mundo del tenis: «Podría haber sido mi último partido aquí». Estas palabras, cargadas de emoción, resonaron en el corazón de los aficionados que lo ovacionaron en la Philippe Chatrier.
A sus 38 años, el serbio no confirmó su retiro, pero tampoco aseguró su regreso a París, dejando una incertidumbre que pesa sobre el circuito. A pesar de molestias físicas, Djokovic mostró su habitual entrega, aunque no fue suficiente ante el número uno del mundo.
Sinner, por su parte, elogió a Djokovic, calificándolo como «el mejor jugador de la historia» y un modelo a seguir. El italiano avanzó a la final, donde enfrentará a Carlos Alcaraz, en un duelo que promete ser épico.
Djokovic, con 24 títulos de Grand Slam, ha dejado una marca importante en Roland Garros, torneo que conquistó en tres ocasiones. Su legado trasciende más allá de los títulos, siendo un referente de perseverancia y pasión por el deporte.
El tenis podría estar cerca de despedir a uno de sus más grandes exponentes. Si este fue su último partido en París, fue una despedida digna de una leyenda.