La FIA ha respondido a las críticas de los pilotos reduciendo las sanciones por lenguaje ofensivo. La multa base por este tipo de conducta ha sido disminuida de 10,000 a 5,000 euros. Esta medida surge tras las protestas de figuras destacadas como Max Verstappen y Adrien Fourmaux.
Además de la reducción en las multas, la FIA ha establecido una diferenciación entre entornos controlados y no controlados. Esto significa que las expresiones emitidas durante la adrenalina de la carrera serán tratadas con mayor flexibilidad que aquellas realizadas en contextos oficiales.
Las sanciones por abuso hacia oficiales también han sido modificadas. En lugar de multas económicas, ahora se aplicarán penalizaciones deportivas, como la pérdida de posiciones en la parrilla o el incremento de tiempo en carrera.
Estos cambios reflejan un intento de la FIA por adaptarse a las realidades emocionales de la competencia, sin dejar de lado la importancia de mantener la deportividad y el respeto en el automovilismo.