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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa su gira por países en el Golfo Pérsico. En su segundo día aterrizó en Doha, Qatar, donde la línea aérea insignia Qatar Airways cerró la compra a Boeing de hasta 210 aviones, con un valor de 96 mil millones de dólares. 

Entre los pactos alcanzados figuran varios en el sector de defensa, que incluyen el suministro de equipos de antidrones por valor de mil millones de dólares y la compra por parte de Qatar de sistemas de aeronaves pilotadas por control remoto, por valor de 2 mil millones de dólares.

El acuerdo con Qatar Airways forma parte de una serie de pactos valorados en 243 mil 500 millones de dólares, lo que “pondrá a Estados Unidos en el camino a una nueva era dorada”, según la Casa Blanca.

El acuerdo, descrito como el mayor pedido de la historia de la compañía aeronáutica, llega en plena polémica en Washington sobre la decisión de Trump de aceptar que la familia real catarí le regale un Boeing 747 de lujo que cuesta 400 millones de dólares, tiene varios dormitorios y salas de reuniones, incrustaciones en finas maderas, alfombras de seda, esculturas y capacidad para 89 personas. 

“Solo un estúpido no aceptaría este regalo en nombre de nuestro país. Qatar nos quiere recompensar por un trabajo bien hecho”, sostuvo Trump.

La aeronave, cuya donación ha desatado enormes dudas éticas, se transformaría en un avión presidencial Air Force One, en una adaptación del modelo que necesitaría años y cientos de millones de dólares para completarse.

En opinión de expertos aeronáuticos, adaptar el avión qatarí no es tan simple, hay que dotarlo de estrictos requisitos de seguridad y capacidades de un avión presidencial. Una tarea muy cara, tanto o más que construir un avión de cero.