En su primera audiencia pública como pontífice, el Papa León XIV instó a los medios de comunicación a elegir “con conciencia y valentía el camino de una comunicación de paz”, y advirtió que “desarmar las palabras” puede contribuir a desarmar el mundo.
La declaración fue hecha ante miles de comunicadores reunidos en el aula Pablo VI del Vaticano, en un gesto que repite el precedente marcado por el Papa Francisco al inicio de su pontificado.
El primer Papa estadounidense subrayó la necesidad de enfrentar los desafíos actuales con integridad y responsabilidad: “Vivimos tiempos difíciles de navegar y de contar, que suponen un desafío para todos nosotros y del que no debemos escapar”.
Y destacó que, “al contrario, nos piden a cada uno de nosotros, en nuestros diferentes roles y servicios, que nunca nos rindamos ante la mediocridad”.
Durante su discurso, León XIV defendió una comunicación que dé voz a los más vulnerables y no se limite al espectáculo o la estridencia. “Lo que hace falta no es una comunicación ruidosa y muscular , sino una comunicación capaz de escuchar, de recoger la voz de los débiles que no tienen voz”, dijo. Y añadió: “Están en primera línea narrando conflictos y esperanzas de paz, situaciones de injusticia y pobreza, y el trabajo silencioso de muchos por un mundo mejor. Para esto os pido que elijáis con conciencia y valentía el camino de una comunicación de paz”.
El pontífice, de formación agustiniana, recordó a los periodistas que la labor informativa debe estar comprometida con el momento histórico y citó a San Agustín: “Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos los tiempos”.
Asimismo, alertó sobre el riesgo de caer en una “Torre de Babel” comunicativa, marcada por lenguajes confusos, ideologizados y carentes de empatía. “Las palabras que usan y el estilo que adoptan son importantes”, afirmó. “La comunicación no es solo la transmisión de información, sino la creación de una cultura y de entornos que se conviertan en espacios de diálogo y confrontación”.
Finalmente, aludió al auge de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes, destacando su potencial positivo, pero advirtiendo que su uso debe estar guiado por el discernimiento ético.