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El Giro de Italia 2025 arrancó con un trago amargo para el ciclismo español. A tan solo cinco kilómetros de la meta de la primera etapa en Tirana, Mikel Landa sufrió una aparatosa caída en un descenso. El impacto le causó una fractura estable en la vértebra torácica T11, provocando su abandono inmediato y su traslado al hospital, donde permanece bajo observación médica en Albania.

Este revés ha sido devastador tanto para el corredor vasco como para su equipo, el Soudal-Quick Step. Landa, de 35 años, había llegado en excelente forma, con aspiraciones reales de podio. Su director deportivo, Davide Bramati, no pudo ocultar su tristeza y destacó lo mucho que el equipo confiaba en él como pieza clave para esta edición del Giro.

El accidente ocurrió después de la última ascensión del día, en una curva hacia la izquierda durante un tramo de descenso. Aunque varios ciclistas se vieron involucrados, el más afectado fue Landa, quien fue evacuado en camilla y con collarín. Su equipo ha dejado en claro que la prioridad ahora es su recuperación, en una persona normal se estima que el tiempo de recuperación son de tres meses. Es seguro que el Landa se perderá el Tour de Francia y su presencia en la Vuelta es una incógnita.

Mientras Mads Pedersen celebraba la victoria de etapa y se vestía con la maglia rosa, la atención mediática y emocional se centraba en el estado de salud de Landa. Desde el entorno del equipo belga y la familia del ciclista, no cesan los mensajes de apoyo, deseando que la recuperación, aunque lenta, sea completa y efectiva.

“El Giro no espera a nadie, pero nosotros sí lo haremos”, sentenció Bramati, reconociendo que, aunque devastados, seguirán adelante. La ausencia de Landa deja un hueco profundo en la estrategia del equipo, pero su espíritu competitivo seguirá presente en cada etapa.