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La Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) denunció que agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) deportaron a dos madres indocumentadas junto a sus tres hijos menores de siete años, todos ellos ciudadanos estadounidenses, tras años de residencia en el país y fuertes lazos comunitarios.

Las detenciones ocurrieron en Nueva Orleans el 22 de febrero y el 24 de abril, respectivamente.

Según ACLU, las familias fueron mantenidas prácticamente incomunicadas, impidiendo o ignorando los intentos de contacto de abogados y familiares. Aunque ambas madres eran elegibles para un posible alivio migratorio, la falta de acceso a representación legal les impidió ejercer sus derechos a tiempo.

En uno de los casos, ICE permitió a la madre menos de un minuto de llamada telefónica antes de interrumpir la comunicación cuando su esposo intentaba proporcionarle el número de un abogado.

Aunque se había prometido una llamada adicional, las autoridades procedieron con la deportación antes de que pudiera interponerse una moción para detenerla.

En el caso de la otra familia, el menor afectado quien padece un cáncer metastásico raro, fue trasladado sin su medicación ni coordinación previa con sus médicos.

Además, una de las madres fue deportada estando embarazada, sin garantías de continuidad en su atención prenatal.
Activistas exigen que ICE permita el regreso de las madres para que puedan acceder al debido proceso y recibir atención médica adecuada.