El juego entre Padres y Astros del domingo por la noche estuvo marcado por una jugada que paralizó a todos. En la primera entrada, Luis Arráez, primera base de San Diego, corrió a toda velocidad hacia la inicial, pero se encontró de frente con Mauricio Dubón, segunda base de Houston, quien intentaba cubrir la almohadilla. El impacto fue violento y ambos jugadores cayeron al suelo.
Mientras que Dubón logró reincorporarse rápidamente, Arráez permaneció inmóvil en zona de foul, lo que provocó la inmediata intervención de los servicios médicos. Fue inmovilizado con un collarín y retirado del campo en el carrito de asistencia, bajo una ovación del público. Antes de irse, levantó el pulgar en señal de que estaba consciente.
Después del partido, se informó que Arráez no presentaba fracturas, aunque sufrió un corte leve en la mandíbula. Las primeras pruebas médicas fueron estables, aunque persiste la preocupación por su región cervical y un posible traumatismo craneoencefálico, ya que tuvo un periodo de inconsciencia. El manager Mike Shildt expresó que se trata del «mejor escenario posible» dadas las circunstancias.
Mauricio Dubón, visiblemente afectado por el incidente, declaró que fue aterrador ver a su compañero inmóvil. “No soy un jugador sucio”, aseguró. “Recibir amenazas por esto es horrible, va a ser un viaje de vuelta complicado”. Su preocupación fue sincera, evidenciando el impacto emocional de la situación.
Luis Arráez fue trasladado al hospital, pero tras el partido regresó al estadio, donde se le vio más estable. Aunque no está completamente fuera de peligro, los exámenes iniciales sobre una posible conmoción cerebral fueron alentadores. Se espera más información sobre su recuperación en las próximas horas.