Los rebeldes hutíes lanzaron una ofensiva contra el portaaviones estadounidense USS Harry S. Truman y sus buques de guerra en el norte del mar Rojo. Según el grupo insurgente, el ataque incluyó el lanzamiento de 18 misiles balísticos y de crucero, además de un dron.
La acción fue una respuesta al bombardeo del sábado, ordenado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contra posiciones hutíes en Yemen. Washington justificó el ataque señalando que los insurgentes, respaldados por Irán, habían amenazado con reanudar sus ofensivas contra embarcaciones israelíes y buques vinculados a Israel en los mares Rojo y Arábigo.
Según el portavoz militar de los insurgentes, Yahya Sarea, Estados Unidos lanzó «más de 47 ataques aéreos» contra varias zonas de las provincias de Saná, Saada, Al Bayda, Hajjah, Dhamar, Marib y Al Jawf. Los bombardeos provocaron varias masacres, dejando decenas de muertos y heridos.
Anees al Asbahi, portavoz del Ministerio de Salud de los insurgentes, declaró que el balance preliminar de víctimas asciende a 31 muertos y 131 heridos, entre ellos mujeres y niños.
El portavoz militar declaró que sus fuerzas «no dudarán en atacar a todos los buques de guerra estadounidenses en el mar Rojo y el mar Arábigo en represalia por la agresión contra nuestro país».
Las operaciones aéreas de Estados Unidos en Yemen ocurren pocos días después de que los hutíes advirtieran que reanudarían sus ataques contra barcos israelíes o vinculados a Israel si no se levantaba el asedio a Gaza.