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El sueño de Aaron Rodgers con los New York Jets terminó abruptamente. La franquicia oficializó su despido con una designación posterior al 1 de junio, marcando un momento inédito en la carrera del mariscal de campo, quien nunca había sido agente libre.

Rodgers construyó su legado en Green Bay, donde pasó 17 temporadas. Su contrato de novato fue de cinco años por 7.7 millones de dólares, pero tras tomar el control del equipo en 2008, firmó una extensión por 63.52 millones. Su éxito lo llevó a obtener contratos más jugosos, alcanzando acuerdos de 110 millones en 2013 y 134 millones en 2018.

La última renovación con los Packers llegó en 2022, cuando le ofrecieron 150.8 millones por tres temporadas. Sin embargo, solo jugó un año antes de ser canjeado a los Jets, donde incluso reestructuró su contrato para reducir su impacto en el tope salarial.

Su paso por Nueva York resultó un fracaso. Con 3,897 yardas, 28 touchdowns y 11 intercepciones, Rodgers no pudo evitar que los Jets terminaran con un 5-12 y quedaran fuera de la pelea por los playoffs.

El impacto económico de su salida sigue pesando: costará 49 millones en dinero muerto, divididos en 14 millones en 2025 y 35 millones en 2026. Rodgers, a sus 41 años, enfrenta la posibilidad de que este sea el final de su carrera.

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