El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, informó que su país amplió las restricciones de visas para «personas que explotan la mano de obra cubana a través de trabajo forzoso», en particular los médicos en el extranjero.
El gobierno cubano vende servicios a terceros países a través de las llamadas «misiones internacionales» que incluyen actividades médicas, las cuales representan la principal fuente de entrada de divisas para la isla.
«Cuba sigue beneficiándose del trabajo forzoso de sus trabajadores», condenó Rubio, un cubano estadounidense y férreo opositor al gobierno de Miguel Díaz-Canel, en un comunicado del Departamento de Estado.
Esta política de restricción de visas se aplica a «funcionarios actuales o anteriores del gobierno cubano y a otras personas, incluidos funcionarios de gobiernos extranjeros, que están involucrados en el programa», detalla el informe.
Cada año el gobierno castrista envía decenas de trabajadores, sobre todo personal médico, pero también profesores, artistas, atletas, entrenadores y casi siete mil marinos mercantes a todo el mundo, según el informe anual presentado en julio de 2024.
La Habana etiqueta a los trabajadores que abandonan el programa sin completarlo como «desertores» e indeseables -lo que les impide regresar a Cuba durante ocho años- y considera que aquellos que no regresan en 24 meses han «emigrado», con lo que pierden sus derechos, añade Washington en el informe.
Desde su regresó a la Casa Blanca el 20 de enero, Donald Trump volvió a incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo.