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El primer partido de Anthony Davis con los Mavericks de Dallas tuvo de todo. En 31 minutos en la cancha, dejó números impresionantes con 26 puntos, 16 rebotes, siete asistencias y tres tapones en la victoria 116-105 sobre los Rockets. Su actuación lo puso al nivel de Kareem Abdul-Jabbar como los únicos en la historia de la NBA en lograr cifras similares en un debut con un equipo.

Sin embargo, la mala fortuna lo persiguió una vez más. Davis, que no jugaba desde el 28 de enero por una distensión abdominal, sintió molestias en la ingle y el cuádriceps y no pudo terminar el partido. Se retiró al vestuario sin volver a la duela. “No es nada grave”, aseguró después.

El pívot cayó sin contacto mientras defendía una jugada de Alperen Sengun y quedó visiblemente afectado. Aunque su equipo informó que su regreso era dudoso, las imágenes encendieron alarmas sobre su estado físico.

Davis llegó a los Mavericks como parte del inesperado intercambio que mandó a Luka Doncic a los Lakers. Desde el inicio, el traspaso fue cuestionado por el historial de lesiones del jugador. Su estreno confirmó que su talento está intacto, pero también que la preocupación por su fragilidad no es infundada.