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Marco Odermatt sigue construyendo su leyenda. A sus 27 años, el suizo se proclamó campeón del mundo de supergigante en la XLVIII edición de los Mundiales de esquí alpino en Saalbach, Austria. Con este triunfo, suma su tercer título mundial en diferentes disciplinas, acercándose cada vez más a la élite histórica del esquí.

El dominio de Odermatt quedó demostrado en la pista Schneekristall, donde descendió los 2.341 metros en un tiempo de 1:24.57, un segundo más rápido que el austriaco Raphael Haaser, quien se llevó la plata. El noruego Adrian Smiseth Sejersted completó el podio con la medalla de bronce.

Tras su exhibición, el campeón suizo declaró que su bajada estuvo “muy, muy cerca de la perfección” y que días así no son frecuentes. Su hazaña es aún más especial, ya que solo otros tres esquiadores han logrado títulos mundiales en descenso, supergigante y eslalon gigante.

El legado de Odermatt sigue creciendo. Suiza solo había conquistado dos medallas en el Super-G antes de él, con Pirmin Zurbriggen (plata en 1989) y Bruno Kernen (bronce en 2007). Ahora, Odermatt ha llevado al esquí helvético a un nuevo nivel y su historia aún tiene capítulos por escribir.