La alianza rebelde siria liderada por islamistas anunció la toma de Damasco en una ofensiva relámpago y la caída del régimen de Bashar al Asad, quien habría huído del país tras perder el respaldo de Rusia.
En un primer momento se reportaron disparos y explosiones en la capital del país árabe y la coalición islamista declaró a Damasco “libre del tirano Bashar al Asad”; mientras el Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó que el presidente abandonó la ciudad en un avión “especial” sin destino conocido.
Decenas de personas salieron a las calles de Damasco para celebrar la caída del régimen controlado desde hace más de medio siglo por la misma familia, y se vieron imágenes de personas pisoteando una estatua de Hafez al Asad, el padre de Bashar.
En la plaza de los Omeyas, el ruido de los disparos como señal de alegría se mezclaba con los gritos de «Allahu Akbar» («Dios es el más grande»).
En la televisión pública, los rebeldes anunciaron la caída del «tirano» Bashar al Asad y la «liberación» de Damasco.