El ataque sufrido por Javier Aguirre en el Estadio General Francisco Morazán tras la derrota de la Selección Mexicana 2-0 contra Honduras ha desatado una ola de indignación. Desde las gradas, una botella lanzada impactó la cabeza del técnico mexicano, causándole una herida superficial pero con potencial fatal, según la Policía Nacional de Honduras.
La investigación enfrenta serios desafíos debido a la ausencia de cámaras de seguridad en el recinto deportivo. Este vacío obliga a las autoridades a basarse en videos grabados por los aficionados para intentar identificar al agresor y esclarecer los hechos.
El Comisionado Miguel Martínez Madrid declaró que el ataque está siendo considerado como tentativa de homicidio. Aunque la lesión no fue grave, subrayó que el resultado pudo ser fatal de haber impactado en una zona más delicada de la cabeza.
Este incidente ha evidenciado la vulnerabilidad de jugadores y entrenadores en eventos deportivos. La búsqueda del responsable continúa mientras aumentan las críticas por la falta de medidas de protección en el estadio hondureño.