La derrota ante los Philadelphia Eagles, por 34-6, dejó en evidencia las carencias de los Dallas Cowboys, especialmente tras la baja de Dak Prescott. El quarterback titular podría estar fuera por el resto de la temporada debido a una lesión en el tendón de la corva, y Cooper Rush no logró hacer frente al reto. Con cinco pérdidas de balón, el sustituto de Prescott complicó aún más la tarea de los Cowboys, que nunca encontraron su ritmo en ofensiva.
A pesar de algunos destellos en defensa, como las capturas a Jalen Hurts, la unidad defensiva no fue suficiente para frenar a la ofensiva de los Eagles. Hurts tuvo una noche espectacular, con dos touchdowns lanzados y otros dos corriendo, dejando claro el dominio de su equipo. Los Cowboys nunca estuvieron cerca de una remontada.
Esta derrota, la cuarta consecutiva en casa, deja a Dallas con un récord de 3-6 y casi fuera de la lucha por los playoffs. Las opciones de la franquicia se reducen a un futuro incierto, que depende de una pronta recuperación de Prescott y una reestructuración en ambos lados del balón.
El panorama no es nada alentador para los Cowboys. Con Prescott fuera, la necesidad de encontrar soluciones efectivas es urgente. Sin embargo, el tiempo juega en contra, y con esta derrota ante los Eagles, las esperanzas de postemporada parecen desvanecerse.